El equipo santanderino perdió en la semifinal de la Final Four de Primera División Junior ante Calasanz por 60-52
Esta no va a ser una crónica como las demás que he escrito a lo largo de estas dos temporadas.
Lo primero de todo, agradecer a mis jugadoras que me hayan permitido entrenarles, a las que están desde el primer día, a las que se han ido y a las que llegaron este año. Todas y cada una de vosotras me ha enseñado algo bueno. Hemos pasado momentos muy buenos juntos y también muy duros, pero todos nos han ayudado a mejorar tanto como jugadoras/entrenador como personas. Cada día que he tenido el lujo de entrenaros ha sido un placer (incluso cuando alguna no quería), ya os digo que de todo se aprende.
Todavía recuerdo el primer día que me reuní con la mayoría de vosotras. En aquel momento os dije que podíamos ganar o perder, pero que siempre debíamos dar la cara, y así ha sido. Este equipo nunca se rinde, se demostró el sábado (al igual que en la final de copa); cualquier otro se habría venido abajo con dieciséis puntos de desventaja pero vosotras no. Sacasteis ese orgullo que os caracteriza y conseguisteis remontar de manera notable, no se pudo ganar pero eso no lo es todo, se aprende más de una derrota que de una victoria, siempre.
Ahora toca una etapa nueva a la mayoría de vosotras, algunas os marcharéis a estudiar fuera, otras igual dejáis de jugar (esta opción no me gusta, tenéis mucho baloncesto que enseñar todavía), pero se que siempre vais a ser un equipo. Y para mi no hay nada mejor que haber formado parte de él.
Siempre seréis mis locas. Y siempre estaré muy orgulloso de haberos entrenado.
Y ahora os toca a vosotros, Paco y Rubén, Rubén y Paco. Da igual quien vaya delante, sois igual de importantes para mi, ambos me habéis ayudado y enseñado muchísimo. Siempre positivos, siempre dispuestos y se que habéis tirado de mi cuando flojeaba.
Rubén, mi amigo y compañero de equipo, me alegro enormemente de que aceptases la petición de ser mi ayudante este año, juntos hemos ganado mucho. Es una pena no haber puesto el gran broche este año a los dos años que llevamos juntos, pero seguiremos dando guerra.
Paco, llegaste casi sin darnos cuenta, con la ilusión de un tío que entrena por primera vez (y más cojo que una silla vieja), algo envidiable a tus treinta y tantos años. Siempre has estado a muerte conmigo y se que no es fácil, soy un cabezón. Gracias por tu experiencia y por tus consejos.
Y por último, gracias a ti presidente. Gracias por dejarme entrenar a este equipo, gracias por tu confianza, gracias por dejarme hacer y gracias también por tus “broncas” y por tus consejos. Se que soy muchísimo mejor entrenador por cosas así.